Una victoria blanca sin premio.
El Real Madrid se impuso al Alba Berlín con una canasta de Raúl López sobre la bocina, pero no pudo evitar la segunda plaza del Grupo F, al vencer el Barcelona en Tel Aviv al Maccabi. El Madrid se cruzará ahora con Olympiacos, que derrotó al TAU en Vitoria.
El Madrid mejoró en el rebote cuando Van den Spiegel relevó a Reyes y los dos belgas coincidieron sobre la pista. Chubb fue el mejor de los alemanes durante el primer periodo con diez puntos, pero a los 15 minutos, en el segundo, su técnico le sentó en el banquillo con cuatro faltas personales.
Joan Plaza probó con la vuelta de Raúl López y Reyes de nuevo en la pista por Van den Spiegel y Llull, pero los españoles no lograban irse en el marcador. Ni siquiera se adelantaban. Sólo un triple de Massey "in extremis", sobre la bocina que marcaba el descanso, igualó a 40 la primera parte.
La segunda parte comenzó con la misma tónica. El Alba se iba levemente en el marcador ante la escasa defensa madridista y, acto seguido, los locales remontaban aplicándose un poco más a la hora de evitar las canastas de sus contrarios. Sekulic llegó a los 17 puntos antes de ser sustituido y Mumbrú apareció en las filas españolas con cinco puntos seguidos, un triple y una de dos, para igualar el partido.
Pero Sekulic, 21 puntos al final, y Jenkins, 17, parecían imparables para los locales, que una vez más tiraron de su particular espíritu final, el del último suspiro, para, cuando se mascaba la derrota, 73-80 a tres minutos para el final, jugar con Llull y López al mismo tiempo.
El base titular de los blancos logró un triple, Bullock hizo lo propio en el siguiente ataque, y al Alba se le atascó la defensa de los madrileños. Con 81-82, el conjunto español atacó la zona visitante, a López se le acababa el tiempo, pero desequilibrado, lanzó casi a la desesperada y el balón se coló ante la incredulidad de los alemanes.
El base titular de los blancos logró un triple, Bullock hizo lo propio en el siguiente ataque, y al Alba se le atascó la defensa de los madrileños. Con 81-82, el conjunto español atacó la zona visitante, a López se le acababa el tiempo, pero desequilibrado, lanzó casi a la desesperada y el balón se coló ante la incredulidad de los alemanes.
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