La noche que Torres estaba esperando.
Fernando Torres tenía subrayada en 'red' la noche del 10 de marzo en su agenda. El Real Madrid visitaba por primera vez Anfield y había más de uno esperando a los blancos. El primero en la lista era el delantero español, que se lesionó en los primeros minutos de la eliminatoria en el Bernabéu y se tuvo que marchar entre pitos en la segunda parte. Una vez más, no había logrado marcar en el feudo madridista, donde no le perdonaron por su pasado rojiblanco aunque hubiese sido el héroe de la Eurocopa con su gol en la final ante Alemania.
Dos semanas después, la eliminatoria se decidiría en Anfield y Torres no quería perderse uno de los partidos de su vida por nada del mundo. "Fernando sólo había podido ejercitarse ligeramente durante tres días pero quería jugar desesperadamente ante el Real Madrid", afirma Benítez. El internacional español tuvo que emplear sus dotes de persuasión para convencer al técnico del Liverpool de que estaba para jugar, aunque su tobillo no estaba del todo recuperado. "Torres hizo todo lo posible para que le dejase jugar, hablamos mucho antes del partido y mantuvo que estaba al 100%".
Sin embargo, no era así. El propio Benítez ha revelado que Torres tuvo que ser infiltrado y que jugó con un fuerte vendaje. "Necesitó una inyección en el tobillo y le aplicaron un vendaje muy fuerte. Jugar contra el Real Madrid, teniendo en cuenta su pasado en el Atlético de Madrid, era muy importante para él.
Creo que fue una decisión acertada asumir el riesgo".Gerrard sabía que Torres se iba a salirQue Torres tenía unas ganas inmensas de jugar contra el Real Madrid lo corrobora también Steven Gerrard, que se mostró impresionado por la actitud con la que encaró su compañero el partido. "Fernando estaba muy motivado en el vestuario antes de saltar al campo y no me sorprendió que jugase tan bien como lo hizo.
Torres deslumbró desde el primer minuto con un regate a Cannavaro, las tuvo tiesas con Heinze y logró sacarse la espina de la ida marcando al cuarto de hora. Forcejeó un balón con Pepe que fue a parar a Kuyt, que asistió al centro para que Torres marcase el 1-0. Miró al árbitro y, una vez confirmada la legalidad del tanto, señaló su nombre en la camiseta con orgullo.
"Estoy seguro de que disfrutó con su gol", afirma Gerrard, que no ahorra elogios para su mejor socio. "Su regate en el primer tiempo fue de estrella mundial y con su actuacuión demostró que para triunfar necesitamos mantenerle en forma". Y lo que dice Gerrard, va a misa en Anfield.
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