domingo, 1 de marzo de 2009

SAN MAMES DEJO DE SER TALISMAN


Kanouté retrata al Athletic B.


El Sevilla no quiso dejar pasar la ocasión y se benefició de las facilidades que halló enfrente para ganar el aperitivo de la Copa. Los de Jiménez jugaron contra un equipo de circunstancias y sólo su falta de alegría le privó de obtener un éxito más cómodo. Así todo, su triunfo fue incontestable y la sensación de superioridad que dio sólo podía derivar en un final favorable.


El Athletic trató de suplir las carencias normales de un grupo descoordinado, donde la inmensa mayoría de sus miembros no tenían rodaje en la competición. Le puso casta, sí, pero fue insuficiente y por si cupiera alguna duda estaba Kanouté, cuya clase decidió.


El atípico once del Athletic empezó metido en su terreno, de donde no salió en los primeros veinte minutos, mientras el Sevilla se manejaba a placer, sobaba y resobaba la pelota sin prisas. Las pérdidas se convertían en el arranque de una nueva combinación, puesto que los rojiblancos no tenían interés en ligar juego y el cuero les quemaba.


Por fin el Athletic tuvo un respiro, cruzó la divisoria y se cobró un córner. A la salida del mismo, Gabilondo empalmó a la red un mal despeje. Los siguientes minutos fueron de puro desconcierto de un Sevilla que no salía de su asombro, pero no fueron demasiados.
Pero la enésima pérdida en campo propio del Athletic propició que Mosquera templase al área, allí Kanouté realizó un control extraordinario y fusiló a Armando. El marcador recobraba cierta lógica.


Quería el segundo Jiménez y se lo concedió, cómo no, Kanouté, con otra maravilla que retrató a los centrales. Este gol estuvo precedido de otro par de intentos del malí que no subieron al marcador de milagro el primero y por culpa de Armando el segundo. Consumada la remontada, Kanouté se marchó a reponer fuerzas para el miércoles. Luego, el Sevilla se limitó a gestionar su ventaja ante la impotencia local.



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