Sin alardes pero con más solidez que en la Liga, donde acumula cinco derrotas consecutivas como visitante, el Valencia consiguió un valioso empate (1-1) en Kiev que le confirma como candidato en esta Copa de la UEFA. Ni el rival, un clásico procedente de la Champions que atesora cierto nivel, ni los elementos, con nieve, un frío intenso y un césped duro, pudieron con los de Emery, a los que les faltó algo de ambición en la segunda mitad para sentenciar la eliminatoria.
Entre Mata y Silva cocinaron un gran gol de los de toda la vida, cuando el extremo alcanzaba la línea de fondo, daba el pase de la muerte y el que entraba libre desde atrás definía. Desgraciadamente, el equipo se dejó llevar y permitió el merecido empate del Dinamo tras un afortunado lanzamiento de falta que golpeó en un brazo pegado al cuerpo de Milevskiy, poco después expulsado por tirarse. Ya con superioridad, rondó el Valencia el 1-2 pero Morientes perdonó tras otra combinación mágica y el árbitro no vio un posible penalti sobre Del Horno.
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